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Alrededor de uno de cada siete adultos hispanos tiene alguna pérdida de audición

Las investigaciones patrocinadas por los NIH indican la existencia de factores relacionados con el medio ambiente, el subgrupo cultural y ciertos problemas médicos

En el estudio más grande hasta la fecha sobre la pérdida de audición entre los adultos hispanos en los Estados Unidos, los investigadores han encontrado que alrededor de uno de cada siete tiene pérdida de audición, una cifra similar a las tasas de prevalencia de la población en general. El estudio también analizó las diferencias entre los subgrupos y encontró que los hispanos de origen puertorriqueño tienen la tasa más alta de pérdida de audición, mientras que los estadounidenses de origen mexicano tienen la más baja. El estudio identificó varios factores de riesgo potenciales para la pérdida de audición, como la edad, el sexo, el nivel de educación, los ingresos, la exposición al ruido y la diabetes. El estudio, apoyado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), fue publicado en el Internet el 28 de mayo por la Revista de la Asociación Médica Norteamericana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (JAMA Otolaryngology—Head and Neck Surgery).

“La pérdida de audición puede afectar la calidad de vida en general y se ha vinculado a la depresión y la demencia en los adultos mayores”, indicó el Dr. James F. Battey, Jr., MD, Ph.D., director del Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, por sus siglas en inglés) de los NIH, que en parte apoyó el trabajo. “Este estudio presenta un cuadro detallado de la pérdida de audición entre un grupo grande y diverso de participantes hispanos y señala algunos de los factores de riesgo. Con este conocimiento, se pueden desarrollar nuevas estrategias de intervención para ayudar a satisfacer las necesidades de comunicación de esta creciente población en los Estados Unidos”.

Aproximadamente el 15 por ciento de los adultos estadounidenses mayores de 18 años reportan una pérdida de audición, según los estudios que han analizado la población en general. El estudio actual miró los datos recopilados como parte de un estudio más grande patrocinado por los NIH, el Estudio de la Salud de la Comunidad Hispana/Estudio de los Latinos (HCHS/SOL, por sus siglas en inglés). En el estudio participan 16.415 hispanos de 18 a 74 años de edad, que viven en barrio del Bronx en Nueva York, y en las ciudades de Chicago, Miami y San Diego. Los participantes representan a un amplio rango de procedencias, que incluyen Centroamérica, Cuba, República Dominicana, México, Puerto Rico y América del Sur. El HCHS/SOL, lanzado en 2006 por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés), parte de los NIH, fue diseñado para entender la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares y los factores de riesgo entre la población hispana.

La capacidad auditiva de los participantes se determinó haciéndolos escuchar tonos en diferentes niveles y sacando un promedio de sus umbrales de audición en cada oído, en cuatro niveles diferentes que van de menor a mayor. Se consideró que una persona tenía pérdida de audición si su umbral auditivo promedio era mayor de los 25 decibeles (parecido al sonido de las hojas moviéndose en el viento) por lo menos en un oído.

Los resultados mostraron que, en general, el 15,1 por ciento de los hispanos tenían pérdida de audición en un oído y aproximadamente la mitad de ellos, un 8,2 por ciento, tenían pérdida de audición en ambos oídos. El análisis también evaluó la prevalencia de la pérdida de audición entre los diferentes subgrupos. La pérdida de audición era más alta entre las personas de origen puertorriqueño. Más del 21 por ciento de este subgrupo tenía pérdida de audición en un oído y más del 12 por ciento en ambos oídos. La tasa más baja de pérdida de audición se observó entre los estadounidenses de origen mexicano, donde aproximadamente el 11 por ciento tenía pérdida de audición en un oído y el 6 por ciento en los dos oídos.

“Entender la prevalencia y los factores de riesgo asociados con la pérdida de audición en la comunidad hispana es esencial para ayudar a retrasar el avance de este problema y desarrollar opciones de tratamiento”, indicó Howard J. Hoffman, M.A., coautor del estudio y director de epidemiología y estadística en el NIDCD.

Los investigadores llevaron a cabo encuestas en inglés y en español para identificar los factores de riesgo que podrían estar asociados con la pérdida de audición, como el nivel de educación, el nivel de ingresos, la exposición al ruido, las enfermedades cardiovasculares y el tabaquismo. Se midieron la altura y el peso de los participantes para evaluar el índice de masa corporal (IMC) y se midió la diabetes mediante pruebas en ayunas de glucosa en la plasma.

Al diferencia de los resultados obtenidos de investigaciones previas realizadas en la población en general, el tabaquismo, la obesidad, los accidentes cerebrovasculares y los antecedentes de enfermedades cardiovasculares no se asociaron significativamente con una mayor probabilidad de pérdida de audición, lo que sugiere que las diferencias culturales o étnicas podrían impactar las contribuciones relativas de estos factores de riesgo en las diferentes poblaciones. Los autores del estudio señalaron que se requieren más investigaciones para determinar si hay variables sociales, ambientales o genéticas que podrían explicar estas diferencias.

Otros descubrimientos del estudio hicieron eco de lo que se ha observado en la totalidad de población:

  • Edad: Las personas entre los 45 y 64 años de edad tuvieron 5 veces más probabilidad de tener pérdida de audición que las personas entre los 18 y 44 años de edad. El efecto fue aún más pronunciado para aquellas personas entre los 65 y 74 años, que tuvieron 18,5 veces más probabilidad de tener problemas de audición que el grupo de los adultos más jóvenes entre los 18 y 44 años de edad.
  • Sexo: Los hombres tuvieron 66 por ciento más probabilidad que las mujeres de tener una pérdida de audición.
  • Exposición a ruidos fuertes: Las personas expuestas a ruidos fuertes tuvieron aproximadamente un 30 por ciento más probabilidad de tener pérdida de audición.
  • Niveles educativos y de ingresos: Las personas que habían terminado una educación a nivel de bachillerato tuvieron 30 por ciento menos probabilidad de tener pérdida de audición en comparación con aquellas que no habían terminado; las personas que ganan más de $75.000 tuvieron un 42 por ciento menos probabilidad de ser afectadas por la pérdida de audición que las personas que ganan menos de $10.000.
  • Diabetes y prediabetes: Las personas con diabetes y prediabetes tenían respectivamente, un 57 y 37 por ciento más probabilidad de tener pérdida de la audición.

“Ahora que hemos identificado algunos factores de riesgo potenciales entre los hispanoamericanos, tenemos que seguir con estudios a largo plazo que determinarán si estos factores modificables predicen el desarrollo de los problemas de audición”, explicó la Dra. Karen J. Cruickshanks, Ph.D., autora principal del estudio y profesora de ciencias de la salud poblacional en la Universidad de Wisconsin, Madison.

El NIDCD ofrece una variedad de información sobre la audición y la pérdida de audición en español y en inglés.

El proyecto HCHS/SOL es apoyado por los contratos N01-HC65233, N01-HC65234, N01-HC65235, N01-HC65236 y N01-HC65237 del NHLBI. Varios institutos de los NIH aportaron fondos para el proyecto, incluyendo el NIDCD, el Instituto Nacional de la Salud de las Minorías y Disparidades en Salud, el Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial, el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, y la Oficina de Suplementos Dietéticos.

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El NIDCD apoya y lleva a cabo investigaciones científicas y capacitaciones de profesionales para la investigación sobre los procesos y los trastornos de la audición, el equilibrio, el gusto, el olfato, la voz, el habla y el lenguaje. También ofrece al público información de salud basada en descubrimientos científicos. Para obtener más información acerca de los programas del NIDCD, vea el sitio web www.nidcd.nih.gov.

El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), parte de los Institutos Nacionales de la Salud, planea, lleva a cabo y apoya las investigaciones relacionadas con las causas, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos del corazón, los vasos sanguíneos, los pulmones y la sangre, y los trastornos del sueño. El Instituto también administra campañas nacionales de educación sobre la salud relacionadas con las mujeres y las enfermedades del corazón, el peso saludable para los niños y otros temas. Los comunicados de prensa y otros materiales del NHLBI están disponibles en línea en www.nhlbi.nih.gov.

Sobre los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés): Los NIH, la agencia de investigación médica de la nación, incluyen 27 institutos y centros y forman parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Son la principal agencia federal encargada de realizar y apoyar la investigación médica básica, clínica y translacional e investigar las causas, los tratamientos y las curas para enfermedades comunes y raras. Para obtener más información sobre los NIH y sus programas, visite www.nih.gov.

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